jueves, noviembre 03, 2005

Atropellé mi esperanza...

Atropellé mi esperanza...

Hace rato quería asesinarla a sangre fría... pero cuando me acercaba su olor no me lo permitía... la miraba a sus grandes ojos con esa felicidad que produce el sarcasmo y me retiraba caminando lentamente, el cuchillo lo volvía a envolver en el pañuelo de terciopelo rojo y lo colocaba donde siempre debía estar, en el bolsillo derecho de mi pantalón...

Aunque era lo único en lo que pensaba mientras caminaba por ese puente que parece eterno, mirando hacia abajo como pasaban las vidas de los demás a 80 Km. por hora, no tenía el valor de matarla. Era lo único que me quedaba de existencia, de confianza, de autoconvicción en que todo el tiempo tuve la razón y de satisfacción. Era destruir lo único que finalmente impedía que me convirtiera en ese otro yo que se me sale en la mirada...

Pero cuando se me presentó la oportunidad, recordé todo lo que me había hecho sufrir, las eternas noches aullándole a la luna llena acompañado únicamente de ella y del frió que me golpea la cara... y lo decidí, cambie de dirección del volante aprovechando que los vidrios me protegían de su olor a lluvia sobre pavimento, a 360º y a "un par de splash"... y finalmente sucumbió ante los embates de aquel vehículo desesperado e indeciso.

Cuando me di cuenta de lo que había hecho, abrí la puerta y mis pies descalzos tocaron el pavimento aún frió y húmedo y corrí llorando y gritando su nombre, me acerque a ella la deshice en cenizas, las guarde en mi bolsillo derecho, al lado del cuchillo envuelto en terciopelo rojo... y seguí a pie...


Esa noche me di cuenta que la culpable no era ella... y me arrepentí de haberla asesinado...

Después me di cuenta que era por el efecto del aroma de las cenizas... a lluvia sobre pavimento, a 360º y "un par de splash", pero igual decidí conservarlas.

2 Comments:

Blogger Pili said...

Esperanza?? Menos mal que está muerta.
Claro, que a veces resucita.

9:51 a. m.  
Blogger Lucia said...

:) ....yo no he podido matarla y creo que ni podre con todo y las malos ratos que me ha jugado

5:02 p. m.  

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